viernes, 27 de abril de 2018

Me perdonarán, poetas...

Ablandada está la piedra,
palpitando sus entrañas,
cae la lluvia, 
 tan sincera,
de arriba precipitada,
las porciones frías de tierra 
con lentitud desbarata;
acaban de dejar los amantes de mirar las musarañas.

Abandonando sus cuerpos,
amorosas artimañas,
despreciadas ve el mundo sus ropas
 que quedaron tan mojadas,
en un rincón cualquiera
del tiempo,
 esperan casi olvidadas.
Gemidos, golpes, lenguas,
 como fieras
atropelladas.
Lamiéndose están la carne.
Cesa en silencio la lluvia y
sorprende la mañana.

Entre el azul, un beso,
valiente
se les escapa,
como si fuera preso,
deja en el aire 
un eco,
entre cansancio y resaca.
Imagen del puro deseo en sus pieles de lisa plata.

 Tan despiadado es el sol y
sus nubes de blanda nata
que torpemente ya llegan,
queriendo hacerse un hueco
en esta cama de calma.
Dos almas medio dormidas que desata la alborada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario