domingo, 18 de septiembre de 2016

Hilos invisibles

Pues sí, resulta que llega ese momento para todas, o para todas las que quieren y pueden. Sí, sin casi darse cuenta, ya son madres, y eso supone un cambio radical. Ha sido un verano lleno de cambios, por unos u otros motivos, pero con un nexo común: sus bebés. Adaptaciones del espacio, noches de poco descanso, preocupaciones incontrolables (a veces exageradas porque son primerizas) y así, van disfrutando de cada nuevo gesto en la carita de esa criatura que ha estado creciendo dentro de ellas durante 9 meses (o un poco más, o un poco menos) y que hoy es la suerte de sus vidas.
La mía duerme dos horas del tirón, el mío tres, ayer soltó una carcajada cuando su prima la cogió, el mío es un bendito, se queda dormido apenas termina su bibe, la pediatra dice que son gases, este es que tiene el sueño cambiado, la manzanilla aún no se la doy, es demasiado pequeñita...conversaciones de madres que se entregan y se entregarán al cuidado  de ese bebé con la mezcla justa de ilusión, nervios y alegría propia de lo que te llega porque lo has buscado...junto a la persona que amas.
Creo en ellas porque sé que son fuertes y sé que sirven de ejemplo, igual que nuestra madre lo es para cada uno. Son mis amigas, han vivido juntas sus meses de embarazo y ya ¡son madres! Eso las hace aún más especiales de lo que ya eran, y, paradójicamente, también las iguala a muchas otras mujeres. Cada una lo hará a su manera, pero serlo hace que se cree un hilo transparente de complicidad con el resto de madres del mundo. Y no hablo del grupo de whatsapp ese que dicen que tienen todas las de los niños de una misma clase...no, por Dios, no es eso. De qué sensaciones se compone ese hilo que las conecta difícilmente podría yo explicarlo aquí, pues, para eso, tendría que convertirme en una de ellas también. ¿Quién sabe? Ojalá pueda explicarlo algún día. Creo que lo soy, pero aún no me he convertido en madre. Tú también lo eres y lo sabemos las dos. Solo nos falta convertirnos...
Ese hilo no, pero tengo otros de todos los colores, que junto a telas, acericos, dedal, imaginación y mucho amor he ido disponiendo con mimo, para crear algo con mis manos y mi corazón. Algo para ellos, los bebés, pero también para ellas. Porque siempre lo he tenido, pero últimamente ese instinto está a flor de piel. Salen cositas de mi cabeza, las transformo en algo material, que está impregnado de todo mi cariño, sensibilidad y amor absoluto hacia vosotras,...al fin y al cabo, vosotras y vuestros bebés son los que lo habéis inspirado, y eso le otorga otra naturaleza diferente. Para algo más que para coser un bajo de un vaquero tienen que haberme servido las mañanas de verano en corte y confección en casa de mi tía Mercedes. 
Os quiero, "churris".




p.d. Disfruté como una enana pintando vuestras barrigas. Mil gracias por dar rienda suelta a mi imaginación, y siempre, por confiar tan plenamente en mí.