lunes, 30 de marzo de 2009

¿CREES EN LOS ÁNGELES?


Sábado por la mañana. Finales de Abril. La madre entró en la habitación, como siempre, y sin levantar la persiana, entre el tenue claroscuro del día, se acercó a la cama y acarició la frente de la niña, que, perezosa y somnolienta, entreabría con esfuerzo sus grandes ojos verdes.

-Vamos, cielo, es hora de levantarse.

-Mmm, qué sueño, mami.

La madre le sonrió y tomó tiernamente su pequeña manecita y la sostuvo unos minutos en el aire. Amorosamente, recorrió cada uno de los tiernos deditos con su palma, entre las luces y las sombras que entraban por la ventana, y el sonido envolvente de las olas del mar a escasos metros.

-Mami, ¿tú crees en los ángeles?

-Sí, cielo.

-¿Alguna vez has visto alguno?

-Sí- dijo la madre sin titubeos.

-¿Es verdad que pueden volar?

-Los ángeles tienen alas, y hacen volar a quienes aman, y los protegen y cuidan. Los ángeles vuelan, mi cielo.

-Y...el ángel que tú viste...¿te hizo volar?

-Sí...muchísimas veces-dijo la madre con los ojos más húmedos que cuando entró en la habitación.

-¿Lo sigues viendo?

-Sí, cariño, todos los días.

-¿Dónde?, mami, ¿dónde está?- preguntó la niña inquieta dando un bote e incorpórandose mientras sus ojos se abrían llenos de sorpresa.

-En tus ojos...

-¿Lo querías mucho?

-Lo quiero, lo querré siempre, siempre de todos los siempres...

-¿Cómo se llama?

La madre abrazó a la niña y le dio un beso en la mejilla, y casi sin poder contener las lágrimas le dijo:

-Como tú...


A TODOS LOS QUE CREÉIS EN LOS ÁNGELES; A TODOS LOS QUE SOIS ÁNGELES, LO SEPÁIS O NO; A TODOS LOS QUE HABÉIS SENTIDO ALGUNA VEZ LA PRESENCIA DE UN ÁNGEL EN VUESTRA VIDA...

jueves, 26 de marzo de 2009

Bajo el signo del agua


Hace pocos días vi en televisión una entrevista al líder de un viejo grupo musical que vuelve con disco nuevo (en estos tiempos que corren), y al preguntarle el porqué del título del disco(El reino del agua), contestó algo así como que cualquier asunto que tenga que ver con los sentimientos del hombre, surge entre humedales.

El agua está presente en nuestras vidas más de lo que creemos. Las lágrimas son de agua, los besos de amante, y la entrega de nuestra alma al ser que más queremos, también se produce intercambiando fluídos, y así, el sentimiento es agua.

Voy más allá, intercambiados los fluídos, puede darse un milagro y entonces también es agua nuestro primer hogar, en el vientre materno, nos gestamos en el agua, y, a través de un lazo conductor, ese cordón de vida, obtenemos lo necesario para seguir creciendo entre humedales, dentro de alguien que asiste perpleja al increíble desarrollo de su embarazo...El cordón, una vez abandonado el hogar, se convierte en cicatriz ahí abajo, en el abdomen, y nos recuerda día a día que procedemos del agua...

En estos días tan intensos, he recibido la noticia, me gusta tanto la idea, que no puedo hacer otra cosa que dedicaros estas líneas. Vais a experimentar tantas cosas, que siento envidida, sí, pues como mujer, me gustaría algún día sentir lo que vas a sentir tú, amiga.

Asistiréis perplejos a la maravilla de la vida, a cada cambio que se produzca en ti, y no estarás sola. Estarás cada día más radiante, porque siempre pasa así, y todos querremos que llegue el día en que ese ser abandone su medio acuático, y nos muestre su cara. Lo que está claro, es que correrá por sus venas sangre de artista...

Me voy, pero me quedo aquí porque quiero ser testigo de todo lo que estáis viviendo. Os quiero, y me voy, pero no me voy. Y lo sabéis.

Dice una canción de Travis que "El hogar está donde está el corazón"... el mío, está aquí, y me iré, pero una parte de él no se irá jamás...se quedará con vosotros para siempre...

El sentimiento es agua, del mar de Águilas...


jueves, 12 de marzo de 2009

Un corazón


Somos fuertes porque nuestro corazón lo es. Late, se acelera, duerme, se relaja pero siempre está viviendo. Ni tú ni nadie puede existir sin él. A veces late demasiado deprisa, y eso, es señal de alegría. Otras, demasiado deprisa es igual a nerviosismo, a dolor, a mil cosas.

El tuyo es muy fuerte, ya lo has demostrado muchas veces, eres el espejo en el que me miro, ahora más que nunca, y, sin duda, el espejo en el que me seguiré mirando mientras mi corazón siga latiendo.

En algunas ocasiones, no he querido reconocerlo, y he mostrado una pseudorebeldía eventual que quienes me conocen adivinarán es sólo ficticia. Pero, conforme pasa el tiempo, me doy más cuenta de que todo lo que me dices es porque sí, porque lo sabes, y quieres lo mejor para mí.

Me has dado la vida, y me has cuidado a tu manera, hay un vínculo imposible de romper...Eres la persona más fuerte que conozco, te quiero, también a mi manera, porque somos así, para qué negarlo... y estas cosas no siempre se dicen, o a lo mejor, no hace falta hacerlo, lo sabemos y ya está.

Tú me diste la vida, y me has enseñado que ante todo hay que seguir, siempre, luchando, entreteniéndose con mil cosas para no caer en la desesperación cuando hay algún problema; tú siempre lo haces, eres mi Helena de Troya.

Tú no me diste la vida, y me has enseñado que hay que luchar hasta el último día de la misma manera. Tú lo hiciste, y sé que sigues luchando por los que están aquí, desde ahí arriba. Por eso a ti te quiero dar las gracias por lo que me has enseñado, ojalá estuvieras aquí, y me pudieras seguir enseñando a caminar por este mundo tú también...a mí, a todos los demás. Aunque sé que me estás sonriendo desde ahí arriba. Siempre lo hiciste cuando estabas con nosotros.

Gracias a las dos, y otros miles de ejemplos de mujeres luchadoras.

Os doy mi corazón...